“BAILAMOS PARA VIVIR” por: Beatriz Camargo
Perdí a mi madre cuando tenía once años. Ella se convierte en mi maestra, desde el momento en que desapareció de esta franja de percepción. Esta urgencia de hablar de la madre me lleva a sublimarla en la madre tierra, en la madre cósmica, en la matriz divina, en la fuente, encontrando lo femenino en todo lo que nos rodea, y en nosotros mismos. Y entonces, en Amor, poder concienciar en cada hombre o mujer con quien me encuentro, una madre. La veo en todas partes. De eso, se ha tratado este camino de creación dentro del Teatro Itinerante del Sol: Me he convertido en voz de la madre tierra, matriz divina.
El Teatro Itinerante del Sol nace de una máscara. La madre del Teatro Itinerante, fue una máscara. En ese momento Bernardo Rey, que era mi alumno en la Escuela Nacional de Arte Dramático, se convirtió él también, en mi maestro. El laboratorio que yo hacía con mis alumnos, ese año de 1982, con el tema de la máscara, hizo que dos almas se encontraran. La de él y la mía, para iniciar un camino: El Teatro Itinerante del Sol, que comienza a indagar sobre ese misterio de la máscara en la creación de un teatro ritual, de un teatro de las fuentes. De un teatro que fuera a las raíces y a las voces de la tierra.
Esa primera máscara fue elaborada sobre el rostro de Francisco Martínez (que en paz descanse), actor del Teatro La Candelaria, quien llevaba en su sangre, fuerte ancestralidad africana.
Comenzamos a utilizar esa primera máscara, en muchas procesiones. Salimos, así, a las calles para hacer unas especies de rituales que homenajeaban al Teatro mismo, a la deidad de la embriaguez creativa, a la deidad de la música y del teatro. Así comenzó el Teatro Itinerante del Sol, en espacios abiertos, y con muchas máscaras, y mucha música, como alma de toda acción teatral, y el canto como voz de la tierra.
Hemos procurado que sea la tierra la que se exprese a través de todo lo que hacemos.
Así nace el Teatro Itinerante del Sol. De una urgencia tremenda de ser las lagunas, los bosques, los ríos, los desiertos, el árbol, la piedra, el animal.
Ese es el inicio de ese camino hacia un arte holístico para la escena, hacia un teatro-útero al que lleguen todas las artes para crear actos donde ellas, las artes, se tejan, ligadas a la madre tierra.
En medio de las procesiones, me surge la necesidad de escribir una obra: “La VACANTE” (de “VAC”) que es la diosa de la voz, dentro de las mitologías védicas, de la India.
Una motivación fundamental de nuestra búsqueda es el canto y la voz como impulsora de la acción. “La VACANTE” es un homenaje a esa deidad, y a Pasifae.
De esas primeras procesiones, y de mi pasión por las mitologías griegas, surge la necesidad de hablar de Pasifae, del minotauro, y de Ariadna. De Ariadna como el hilo de sangre que teje.
. El cordón que hilamos sale explícito en el ombligo del bebé, de ese ser humano que nace. Entonces, debe ser que las mujeres somos las tejedoras de la humanidad.
Esta obra, nos hizo tomar conciencia de Ariadna, la del hilo rojo, en este mito de la Vac-ante, del laberinto, del minotauro, de Pasifae.
En las antiguas tragedias griegas se nos plantea que el “conflicto” es el origen de la acción del drama. Desde aquellos tiempos, en mi ser, sentía la necesidad de “darle la vuelta al sombrero” y, por ejemplo, hacer del laberinto la entrada al útero de la mujer. De ese laberinto, en nuestra obra, sale triunfante el minotauro, siguiendo el hilo de su hermana Ariadna, y danzando con su música, con su canto.
Las mujeres tejen el mar de la humanidad que es la sangre. Por eso la sangre no se debe derramar. La sangre debe estar erecta. ¿Por qué? Porque nuestra misión en este globo terráqueo, es la de conectar el corazón de la madre tierra con el corazón del cielo. Esa es la misión de cualquier ser humano creado por el hilo de sangre sagrado. Derramar la sangre es impedir que un ser se conecte con el corazón de la madre tierra, del cosmos, del universo.
El camino que hemos elegido a través de todos estos años de creación es el de hacer conciencia para salir de la tragedia, del “drama”. De esa “PATRIX”, Entablada por el “padre” Saturno, y su sistema tempo-espacial, que se traga a sus hijos.
No más conflicto.
Es hora de que seamos conscientes de que somos antenas de conciencia de que estamos conectados con la fuente, puesto que somos manifestación de ella misma, gran tejedora de universos, y de las realidades que deseemos crear de acuerdo con nuestras creencias conscientes. Lo que sale del vientre de la mujer es tejido, es música, danza como dice Nietzsche. Danza y música, es ser gente, mónada. Dice Nietzsche: “Los seres humanos somos una gran carcajada, una gran danza, un gran canto”. Nos hemos dejado tergiversar por los sistemas de creencias impuestos por religiones y doctrinas. Hay que volver a ser lo que en el origen hemos sido: FUENTE, tejida por las madres, con el hilo de Ariadna. Ese es el tema de la “VACANTE”.
Cada una, de nuestras obras, se ha convertido en maestra. Cada proceso creativo nos ha enseñado. La de la “VACANTE” nos enseña que el laberinto es el tejido de las sangres, que lo que la mujer pare es arte y que el ser humano es arte. El sistema de creencias nos va deformando y nos hace actuar no acorde con el arte que somos, sino en conflicto, en guerra. El sistema de creencias impuesto, se apodera de nuestras mentes, a través de un logos distorsionado, y de símbolos y mitologías. De sus doctrinas que matan en nombre de sus dioses.
Todas las obras del Teatro Itinerante del Sol, nos han llevado a desarrollar temas que tienen que ver profundamente con el cuerpo, también maestro-maestra, por medio de su movimiento, la danza, la voz y el canto.
La siguiente obra que realizamos, fue una gran procesión en Alemania. A fines de 1.984, recibo una beca para estudiar en París. Entonces, viajo a Europa con el objetivo de seguir encontrando la enseñanza de la máscara y acepto una beca para la escuela de Jaques Lecoq. Pero resulta que allí, se utiliza, magistralmente, la máscara neutra, y yo buscaba, la máscara ligada a las “VOCES DE LA TIERRA”. Entonces, busco, estudiar con el dramaturgo de Grotowsky, que daba talleres, allí mismo, en París. Ludwick Flaszen, con quien me adentro en Dostoievski y en las mitologías que dan origen a las tragedias griegas.
Estando en París, recibo una invitación de Toni Cots, que en el momento se desempeñaba como gran actor del Odin Teatro, para ir a Bali, como actriz de una obra dirigida por él con bailarines europeos y balineses, y es en Bali donde sí encuentro la enseñanza de la máscara ritual. La enseñanza ligada a una cultura milenaria donde no hay diferencia entre arte escénico, la danza, el canto, la música, el movimiento y la imagen teatral. Todo conforma un arte holístico. Esa era mi búsqueda.
Al regreso, llevamos a cabo, entonces, con Bernardo Rey, una gran procesión dedicada a Dionisios en una ciudad de Alemania con un gran despliegue de máscaras de todo tipo: en tela, en madera, en aserrín. A partir de un taller de máscaras, va surgiendo esta procesión con muchos músicos. Y todo se convierte en una gran celebración, en las calles de Monchengladbach, donde el común de las gentes expresaba en su rostro: “Esto es una locura”.
Luego, en Bochum, creamos,“La Danza de los cambios” Todas estas obras del comienzo, fueron guiadas por una pasión surgida de la intuición creativa. Ella, la máscara, ha sido gran maestra.
¿Como crear máscaras propias, que no fueran compradas, ni traídas de otras culturas? ¿Y cómo esas mascaras nos podrían enseñar a mover el cuerpo? La máscara nos ha enseñado el arte de la precisión, el arte de saber mover el cuerpo con maestría, el arte de la contención y de la detención imprevista. Sorpresiva.
En Europa, cada vez que había cambio de estación, hicimos procesiones a la Madre Tierra, para celebrar solsticios y equinoccios.
Una anécdota, interesante, de esa época en Europa, sucedió en Dusseldorff, en 1987. Para despedir el invierno y saludar la primavera, realizamos una celebración en un parque de la ciudad, como con doscientas personas y como con veinte violinistas. Fue algo gigantesco. En el momento en que quemábamos la figura del invierno para que se levantara la primavera, cual sería mi sorpresa cuando veo encima de mí una gran cantidad de mujeres vestidas de negro y gris que me daban una paliza porque, después supe, creían que yo estaba haciendo la quema de una bruja. Eran feministas. Lo que nosotros realizábamos era la despedida del invierno, para que naciera la primavera. ¡Si allí había una bruja, esa era yo!!! Desde el suelo les decía a los violinistas: “¡MÚSICA! ¡MÚSICA!”.
Y me salvó la música.
Esa es una enseñanza de cómo los puntos de vista del observador pueden tergiversar totalmente lo que el corazón y el alma del que muestra u ofrenda algo, desea.
Qué paradoja, rindiendo homenaje a la madre tierra y a la primavera, estaba siendo apaleada por mujeres feministas de Alemania.
Las doctrinas, crean acciones y reacciones ciegas. Esa, fue una enseñanza indeleble que nos brindó el paso por Alemania.
Luego de haber estado dos años fuera de Colombia, vine por vacaciones de diciembre. Como había sido profesora de la Escuela Nacional del Arte Dramático, tenía muchos alumnos y gente conocida. Y al llegar, en el año 1987, propuse a mis amigos de teatro de Bogotá, hacer una procesión en el barrio la Candelaria. Resultó que ese día era un siete de diciembre. En La Candelaria siempre se celebra con velitas. Entonces, propuse hacer esa gran procesión “MARÍA DE LA CANDELARIA” pero dedicada a la madre tierra, y que, para voltearle el sombrero al catolicismo, celebrásemos a la madre tierra que es la que nos pare a todos, y no a “la virgen purísima”, que nos ha impuesto el sistema de creencias católico apostólico y romano.
En esa procesión se encontraba gente como Raúl Gómez jatim, gran poeta colombiano. Él fue el personaje principal de esa procesión: Dionisos. Gente que formaba parte del movimiento teatral de la Bogotá de 1987, y lo siguen siendo. ¡Esa procesión, una joya!!! Por la gente que reunió.
Luego volví otra vez a Alemania, a Dusseldorff, porque me invitó Die Werkstatt, un centro cultural-escuela, a realizar una obra, y procesiones, a partir de talleres de creación de máscaras.
“EVA.IO” nos lleva a realizar una visita, para mí, muy importante en el momento: Una visita al Odin Teatret en Dinamarca, donde además de presentar la obra, realicé un performance, en el que un árbol ofrendaba un pan a Eugenio Barba, y a su colectivo. En el patio, desde el árbol, una presencia femenina, cantaba. Fue una manera de dar gracias a este teatro, que va a las diversas culturas y las hace vivir en el escenario, como maestras del arte escénico.
Luego de esos viajes, a Francia, y a Alemania regreso a Colombia, absolutamente convencida de que no quería mas ciudades. Vendí mi apartamento en La Macarena, regalé mi biblioteca, empaqué mis ropas y me fui con una maletica muy pequeña al valle de Saquencipá, a los pies del cerro Fuerte de Iguaque, en busca de mis ancestros.
Tenía la idea de crear una maloca. Comencé a recorrer el territorio, junto con Bernardo Rey. Este acto de caminar el territorio significó también el trepar el cerro de Iguaque muchísimas veces. Iguaque es el cerro sagrado donde están las lagunas que dan origen a la cultura del agua Muyska. Este Es un territorio de origen, un útero.
El propósito, me llevó a esa lomita que es una teta, una lomita redonda. Sin un árbol, solo piedritas. Y lo que vi allí fue un escenario griego.
Cuando llegamos con Bernardo nos miramos a los ojos que dijeron: “Es aquí”.
Durante mucho tiempo empecé a hacer laboratorios, a trabajar en el sitio, en la búsqueda del “Biodrama”, como el arte holístico para la escena ligado a la naturaleza. Pero todavía con la idea del “drama” porque estaba muy apegada a las mitologías griegas.
Entonces la loma en ese momento desértica, poco a poco en la medida que fui haciendo estos laboratorios me fue pidiendo árboles. Y comencé una labor titánica, sembrándolos, desde 1988. Hoy en día, la lomita, es un bosque.
Nuestras primeras obras con el colectivo, fueron cocreadas con base en estos laboratorios en los bosques, en el desierto, en los ríos, en los sitios de poder del valle Saquincipá.
“EART”, es una obra creada con Bernardo Rey inspirada en un laboratorio muy profundo que hice en el desierto de Villa de Leyva donde me declaré Deméter, madre tierra buscando a su hija Perséfone, para mí, Omaira, enterrada en el lodo que se desprendió del nevado del Ruiz y que inundó de lodo a Armero en 1985, luego de la quema del palacio de justicia, 8 días antes.
Estando en París, recibí esa noticia mundial que ligada a la quema del palacio de la justicia, hizo conocer a Omaira en el mundo, como la justicia de este país que se hunde. Es hora de rescatar a Omaira del fondo de la tierra.
Pero recordemos: La verdadera justicia va a ser develada, cuando la rescatemos volviendo la mirada a nuestros pueblos originarios. Y a los afrodescendientes que vienen de la injusticia cometida por el comercio de esclavos, llegada a este continente. El llamado “CONFLICTO” penetró en 1492.
“MUYSUA” (“SUEÑO” en lengua Muisca), es un grito muy dolido, muy dramático, trágico, venido de la violación a lo femenino, a una cultura, a la cultura del maíz, a la cultura Muisca, a las mujeres muiscas. Porque recordemos que ellas decidieron dejarse violar para poder seguir tejiendo arte en seres humanos que somos nosotros los mestizos. Ellas sabían que la manera de salvar su linaje, su cultura muisca era dejarse violar para confundirse con ellos, con los invasores, saqueadores. Hay textos donde ellas dicen “confundámonos con ellos, no nos dejemos exterminar totalmente. “Entreguemos nuestros cuerpos, pero jamás, nuestras almas.”. Les exterminaron a casi todos sus hombres, y para perpetuarse, se dejaron violar. Todos y todas. Los que nos consideremos mestizos, con ancestro muisca, podemos volver a renacer la sabiduría de la tierra, declarándonos “hijos naturales”. ¡Qué milagro, declararse, hoy en día, hijo natural, es decir de la tierra!
En 1.994, ya con la maloca terminada, y con ganas de un colectivo, hice una gran convocatoria a nivel Internacional para realizar una obra que había escrito inspirada en mitos que Eduardo Galeano recoge en su libro “Memorias del fuego”: “EL SIEMPREABRAZO”.
Por el “Siempreabrazo” han pasado muchos artistas.
Es preciso decir que, por todos nuestros montajes, procesiones, escuelas, experiencias y laboratorios, han circulado por lo menos cinco mil personas.
Así comienza el Colectivo Teatro Itinerante del Sol, que, con esa convocatoria, intenta crear obras participativas donde todos nos comprometemos a seguir aprendiendo del territorio y a co-crear con esta visión del Bíos, de la vida, de la tierra, para transmitirla, como música, al cuerpo, a la voz, para el arte escénico.
En 1985 realizamos “TAMOANCHAN” una obra, con la colaboración de un gran artista, defensor del territorio y sus pueblos, Diego Arango, que crea pinturas e imágenes para ser proyectadas dentro de la obra, y sobre los cuerpos en movimiento. “Tamoanchán”, significa, en lengua Nahuatl, “lugar de origen”.
Después, creamos una obra que nos enseña muchísimo sobre la música popular campesina, guasca, y carranga. Es una obra para las plazas, una obra de ferias. El tema es la fiesta. “LA FLOR DE AMATE-CUN”, que nos enseña sobre la alegría y el humor. En esta obra hay un gran despliegue, de risas, de alegría, muy nuestra, que viene de las ferias, de los festejos de los pueblos.
En el año 1.999, creamos, con la gran actriz, Rosario Jaramillo, una obra con base en la investigación que ella realizó para su tesis en la maestría de post-grado que programó la Escuela Nacional de Arte Dramático. Yo fui la tutora de aquella tesis que se llamó “Las voces de nuestra tierra”, investigando cinco cantos de nuestro territorio: una guabina, un canto del Chocó, un canto indígena del Vaupés, un canto Guajiro y un canto de vaquería.
Con base en esos cinco cantos estudiados para su tesis, elaboramos una dramaturgia donde una mujer colombiana (que podía ser de Vaupés, de la Guajira, de cualquiera de esos cinco territorios) busca a sus hijos, sus amantes, sus esposos, a sus hombres, perdidos en la guerra. Se llamó “Donde están mis hijos”. Rosario viajó varias veces a la Maloca, para experimentar el Biodrama. Nuestra propuesta de creación, ligada a la tierra, a los elementos vitales.
Durante el mismo año, creamos con Nube Sandoval, la compañera de Bernardo Rey, con quien fundó el CENIT, que lleva a cabo experiencias del Teatro como Puente con pueblos desplazados. Esta obra, creada con Nube, se inspira en el cuento de Margarita Yourcernar: “María Magdalena”. También, aquí, recurrimos al territorio para que nos dictara como hacerla. Fuimos a cuevas, a las cárcavas que circundan el valle de Saquencipá, para escuchar la tierra e integrarla al cuerpo.
Nos resultó una obra que va profundamente con lo femenino, a encontrar en ella eso que los griegos llaman “las gracias”. Todavía yo seguía con el tema de los misterios de Eleusis, donde los hombres llegan al éxtasis gracias a ingerir los hongos que vienen del centeno, y hacer el amor con las sacerdotisas de los templos, en el estado estático para saber quiénes son, de donde vienen y a donde van. Y para saber lo que dije al comienzo de este encuentro: Todo hombre que hace el amor conscientemente, se ilumina y entiende que es una obra de arte creada por el útero de la mujer con base en el hilo de sangre y que esa sangre debe permanecer erecta, porque la muerte no existe. Sin embargo, nos empeñamos en el sacrificio, que alimenta energías densas.
Annette Meisl, la productora alemana, quien organizaba las giras que construyeron la Maloca, trajo a Villa de Leyva, en el año 2.000, un grupo de teatro de Togo, África a un festival iberoamericano y los dejó conmigo un mes para que les dirigiera una obra: “NUNANA” que se estrenó en la maloca, y luego en el norte de Europa. Para mí fue muy importante trabajar con un grupo de acróbatas y de danzarines africanos maravillosos. Y lo que pude aprender y constatar con ellos fue lo que ha dicho una maestra peruana, de ancestro africano Victoria Santa Cruz: “Nos quitaron todo, pero no nos han podido esclavizar por que no han podido quitarnos el ritmo.”
La raza más libre del planeta tierra, es la raza negra porque tienen ritmo, tienen la vibración del universo dentro de su cuerpo y no se la han dejado quitar por el sistema de creencias que quiere establecer ese orden mundial, eliminando los pueblos africanos, los pueblos de sabiduría de la tierra, también como los de este continente, de Abyayala. Por eso es que producen todos esos experimentos de enfermedades que se originan en África, como el sida. El sistema, no quiere al pueblo africano, qué paradoja, después de haber succionado toda la riqueza de su territorio. África es el alma del movimiento de la humanidad. La humanidad debe retornar (Esto fue lo que me enseñaron los cuerpos de esos africanos en la maloca, con sus danzas y sus voces) a esa sabiduría ancestral conectada con la tierra, para volver a la conciencia del cuerpo-flor. La consciencia no está afuera, está en nuestras células. La conciencia canta, vibra, es ritmo, es música. Bios. El día que retornemos a la danza, como ellos lo hacen, y al ritmo orgánico, ese día, nos develaremos como “fuente” nuevamente. La espiritualidad no está por fuera. La Fuente es el ritmo de nuestras células. La vibración de nuestras células en nuestro cuerpo. Gracias a las y los bailarines de Togo, África, que quedaron en la memoria del Valle de Saquencipá, como algo mitológico.
En ese mismo año 2.000 creamos una obra llamada “Espectros del tiempo” con base en mostrar lo que pudo ser la invasión y conquista del valle de Saquencipá, con el exterminio de la cultura del agua, muisca, y que culmina con la fundación de Villa de Leyva. El libro inspirador: TERRA NOSTRA, de Carlos fuentes. ¡El propósito, restaurar la cultura del agua!!!
Después me fui a investigar EL CANTAR DE LOS CANTARES de la Biblia. A ver qué se puede recuperar de este libro. Y lo que mi sentir pudo recuperar de ella es el canto. Entonces realicé la obra; “Cantico” retornando a lo que el cantar de los cantares alaba: la tierra, el árbol, el olivo, la viña, el cuerpo.
“Cantico”, me lleva a crear una obra que quise fuera un verdadero homenaje a mi madre Beatriz Estrada Escobar. Así que escribí, para Juanita Vargas, la actora que me acompaña en ese momento en la Maloca, “CANTICO DE LA MUJER SIN MANOS”, con base en mis memorias de infancia y de mi madre, que disfruté hasta los once años. Tomé como estructura para la obra, la del cuento de Clarissa Pinkola Estés, “La doncella manca”. Como un homenaje a la madre, que finalmente, se descubre como madre naturaleza.
En el año 2.000, comprometida con Juanita Vargas, en nuestro experimento de investigar el cuerpo en sol-edad, me ofrecieron una catedra libre en la UPTC, Universidad de Tunja para impartir lo que yo quisiera proponer. Entonces dicté una cátedra libre que se llamó “Biodrama y cuerpo”. Allí llegaron estudiantes de Derecho, Biología, Veterinaria, de Artes Plásticas. Al cabo de tres años, se integraron al Teatro Itinerante del Sol, algunos de estos alumnos, para celebrar los veinte años, en el Teatro Colón. Y fue gente que, siguiendo con sus profesiones, se dedicó al teatro.
Allí, en el 2.000, nace “MITO”, una obra que recoge la memoria de los árboles.
Luego, con estos estudiantes, ya integrados al colectivo, y con Juanita, llevamos a la escena “Enigma”, obra que escribí gracias a una beca binacional que me dieron para ir a la Orinoquía, en Venezuela, donde me encuentro con el drama del pueblo “Yanomami”, un pueblo que hubiera podido seguir siendo no contactado dentro de la selva, pero desafortunadamente fue contactado por los antropólogos gringos y franceses. Ahí comienza el drama del saqueo más tremendo para este pueblo. Porque a raíz de la entrada de los antropólogos, comienza un saqueo sin compasión: su sangre, para hacer experimentos genéticos, que dizque necesitaba la NASA. “Enigma” que es todavía biodramática, denuncia el saqueo a los pueblos aborígenes. Desde allí ya no quiero dejar de profundizar en la ignominia cometida frente los pueblos originarios.
Este tema me lleva a preguntas. ¿Quienes son esos reyes? ¿quien es Felipe II? ¿Quien esa reina Isabel la Católica? ¿Quien es esa gente de linaje real de sangre azul? ¿Quiénes son esos papas que se otorgan el poder de emitir bulas de apropiación de tierras y de exterminio de sus pueblos? ¿quienes son y cuál es el interés en que vengan conquistadores y explotadores a exterminar una sabiduría que ama la tierra, para que esa conexión de amor y comprensión, ya no exista sobre el globo terráqueo? ¿Por qué hicieron lo mismo con los africanos? ¿Cómo es que se ha pretendido que los africanos ya no existan en África? ¿Que hayan Experimentado la creación de enfermedades que se ensayan con sus pueblos? ¿Cómo es posible que hoy, en día, luego de que los europeos han explotado y exprimido el territorio africano se les deje ahogar en el Mediterráneo, porque tampoco se les acepta entrar en Europa? Hay un empeño de linajes reales, con cabeza en el vaticano, que desea que no existan pueblos aborígenes en ninguna parte del mundo.
Fue el Vaticano, el que expidió las bulas que permitían a los reyes de España, adueñarse de nuestro continente y de exterminar sus gentes, gentes de sabiduría. Que dizque porque eran ineptos para administrar las tierras. Pero, si llevaban milenios, en equilibrio orgánico con ella, con la madre……
Y es que estos linajes, de la élite, comenzaron allí mismo, en Europa, con la inquisición, cuyo propósito fue el exterminio de la sabiduría conectada a la tierra, al cosmos, a la fuente. Recordemos: Más de nueve millones de mujeres sabias quemadas en la hoguera, por “brujas”, como lo fue Giordano Bruno.
En el año 2.006, Mi corazón ya no soportaba el llamado “conflicto”, y seguir, así, experimentando rabias ancestrales. Entonces, se me otorga una beca para México, para estudiar las máscaras en todo el territorio mexicano. Y recibo la información de que todas las máscaras de Mesoamérica son matrices de culturas del maíz, que se expresan de diferentes maneras. Danzándole al maíz, cantándole.
Entonces, a mi regreso a Colombia, revisito la obra “MUYSÚA”, esa obra que exuda ira e intenso dolor, y guardando su estructura, creo a “NIERICA”, (palabra Wiharika, del pueblo, vulgarmente llamado “huichol”, ligada a MISTERIO). “NIERICA”, al igual que hace el arte japonés del kintsugi de remendar los trozos, por ejemplo, de una taza rota, con oro y pintura, reconstruye la cultura del maíz, sanando así, mi dolor profundo.
Siguiendo con el tema del saqueo, entonces, escogemos al poeta, cronista, Juan de Castellanos, inspirados en “Auroras de sangre” de William Ospina y se nos ocurre estudiar las “ELEGÍAS DE VARONES ILUSTRES DE INDIAS” de ese gran poeta español, conquistador, que vino aquí pero que supo ver que esta tierra era tierra buena. “Tierra buena que pone fin a nuestras penas”. Él escribe crónicas en forma de poesía y es acusado de no ser poeta ni cronista. Tal vez la verdadera acusación es por sus sentimientos. Toda la obra se basa en que él está sabiendo ver, sentir, la tierra, y a sus guardianes, los pueblos originarios.
Así, pues, creamos colectivamente, “EL TESTIGO O LIBRO DE LOS PRODIGIOS”.
Luego, en el 2010, viene una segunda obra que escribí gracias a la beca en México llamada “SOLO COMO DE UN SUEÑO DE PRONTO NOS LEVANTAMOS”. Esta obra es un homenaje a las máscaras y al maíz. Festejar al maíz a través de dos personajes: Don Lucio y Guadalupe que durante una noche en que ella hace tortillas él le cuenta acompañándola, los mitos de cómo es que viene el sexto sol que es el de la nueva humanidad. Es una obra totalmente biodharmática, asumiendo ya la creencia de ser una nueva humanidad con conciencia.
En el año 2010, “VOCES DE LA IERRA”, es un homenaje al juramento de Bolívar, en el MONTE SACRO. Con una pregunta que nos hacemos todos: Qué es la Libertad? Entonces revisitamos “LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN”, de Carlos Castaneda, y asumimos el punto de don Juan Matus, el indio yaqui que enseña a Carlos Castaneda.
Esta obra coloca a Bolívar en una línea de tiempo y espacio, en el más allá, con la madre tierra enseñándole qué es la verdadera libertad, cómo se consigue y qué es ser un verdadero guerrero. Y son las “ENSEÑANZAS DE DON JUAN”, pero dirigidas a Bolívar para que alcance su verdadera libertad desde una visión de brujo, no desde la visión de “conflicto”.
Como la independencia se olvidó de los originarios de esta tierra que fueron arrebatados por la conquista, en este continente y en África, entonces la Madre Tierra le recuerda a Simón Bolívar, la ley de origen: El “Sueño de Abyayala”. Abyayala es la palabra de la lengua Guna Dule, que nombra este continente: “TIERRA EN PLENA MADUREZ”. Este continente no se llama América. Este país no se llama Colombia. Tenemos nombres aborígenes milenarios que debemos recuperar y uno de esos nombres es Abyayala. Para tener conciencia de quienes somos los mestizos, los bastardos, los “naturales” hay que volver a recuperar la conciencia de que somos hijos de madres indígenas.
“Orígenes hacia el sur” (2015), vuelve a la tragedia griega, a lo que dio origen al Teatro Itinerante del Sol. Sí revisitamos la tragedia para voltearle el sombrero, como diría Juan Matus, el indio yaqui. Tomamos a Edipo, para limpiarlo de la culpa de haber nacido y para decirle “Tú no eres culpable”. No hay oráculo que pueda decir que hombre alguno, sobre este globo terráqueo, es culpable de la muerte de un padre que no conoció, o de hacer el amor con su madre porque todos hacemos el amor con la madre. Todos somos hermanos y hermanas y somos hijos de la misma madre y la amamos y le hacemos el amor. ¡Sí, afortunadamente, somos incestuosos!!! Eso es ley de Origen.
Todos nacemos con el derecho fundamental de ser libres y felices.
La religión católica nos dice “tienes el pecado original” y hay que bautizarte para limpiarte del pecado original. ¿Cual pecado? ¿Una obra de arte que nace echa con el hilo sagrado de la sangre de la madre? Somos la conciencia divina experimentando LEY DE ORIGEN, en este globo terráqueo, ley milenaria experimentada por pueblos milenarios, que han sabido guardar un equilibrio con base en su amor por la madre. Esta obra hace de Edipo y la llorona un solo personaje. A la llorona también le decimos “No sigas llorando, no tienes ninguna culpa”. Nuestra obra, devuelve a la tragedia la Hilaria, que arrebataron a los rituales de iniciación, los clásicos, para implantar el miedo. Nosotros, con nuestra obra, les decimos a ellos desde esta línea de tiempo, desde este continente, “BAILAMOS PARA NO MORIR”. Y fundimos la tragedia griega con la cosmovisión aborigen de la danza, el canto, la celebración y la abundancia.
En el 2016 realizamos: “ARIKUANDARI VENGO CAMINANDO Y ESTOY VIVA”.
Lola Kiepja (muere en 1966), es conocida como la última sabedora de la cultura Selknam, cuyo modo de vida hasta comienzos del siglo XX era el más antiguo de la humanidad, el de la edad de piedra, el paleolítico de los cazadores, recolectores y pescadores. La antropóloga Anne Chapman recoge en su libro “FIN DE UN MUNDO, LOS SELK´NAM DE TIERRA DEL FUEGO”, recoge testimonios de Lola Kiepja, que dan cuanta del tesoro y la sabiduría profunda de un pueblo extinto.
Lola Kiepja, nos inspira una dramaturgia para la escena, que pretende ser un homenaje a los 132 millones de gentes desaparecidas de nuestro continente, durante la conquista, y que aún siguen desapareciendo en nuestros días.
“ARIKUANDARI- Vengo caminando y estoy viva-” plantea un espacio tiempo de ensueño, en la escena, que es vigilado y criticado constantemente, desde el público, por LA SOMBRA (alegoría de la Historia oficial). En la obra, el propósito de los personajes de LOLA, LOS ANCESTROS y LA MEMORIA, es el de volver a nombrar todos los pueblos aborígenes desde la Patagonia hasta Alaska, muchos de ellos ya extintos, y otros en vías de extinción. Esta obra también rinde un homenaje a la resistencia de los pueblos que aún perduran con su auténtica voz y demandan por el reconocimiento a las diversidades bioculturales del planeta. Por esto mismo, el propósito de esta obra es también nombrar flora y fauna nativas, para despertar la conciencia de que tanto gentes como especies vegetales y animales formamos parte de la población del planeta. Así mismo, la obra pretende transmitir sabiduría guardada en mitos de origen y frases célebres de sabedores de diversas culturas a través de los personajes de Lola, La Memoria y Los Ancestros, y de su aprendiz, Alma de Cristóbal (la de Cristóbal Colón); restaurando así, la red de conocimiento ancestral cuya Ley de Origen es la memoria misma, espíritu conector y creador de vida.
Lola va tras la búsqueda de los ensueños (mitos) que la fuente, la memoria, provee. En ésta obra Lola demuestra a través de su enseñanza cantada, que no es posible olvidar lo que la Fuente, desde siempre, ha puesto en el corazón mismo de la creación.
Las intervenciones de Lola, acompañada por la Madre Memoria, y los Ancestros, van transmutando el Alma de Cristóbal, que de vez en cuando recita pasajes del diario de navegación de Colón. Lola devela, ante Alma de Cristóbal, a través de los nombres de gentes originarias y mitos narrados, la memoria misma.
Alma de Cristóbal transmuta, y al final de la obra, “descubre” que no ha descubierto ningún “nuevo mundo”.
La VISIÓN de estos ensueños de Abyayala, tierra en plena madurez, corregirá la percepción de todo lo que el mundo de la ilusión, la Historia oficial, ha hecho ver.
En el 2018, gracias a una beca de IBERESCENA, para escribir una obra en Andalucía (España), FEDERICO GARCÍA LORCA, CAMARÓN DE LA ISLA , EL FARRUCO, EL PUEBLO GITANO, Y GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, inspiran: “DE CÓMO LA TRIBU DEL GITANO MELQUÍADES Y SU MUJER SOL EDAD VIAJA MIL AÑOS CON UNOS PERGAMINOS HASTA LLEGAR A MACONDO”:
Son siete cuadros, inspirados en el camino hacia la INMORTALIDAD, que
emprende el gitano Melquíades, con Sol-edad, y su tribu, llevando unos
pergaminos desde la India, hasta llegar a Macondo. Por ellos, desfilan instantes
celebratorios, donde siempre se transmuta el dolor en alegría, a través de
cantos, danzas, y narración poética. Imágenes oníricas, desarrollan el CAMINO.
Camino de conocimiento que otorga la Experiencia, el amor, el arte, y el saberse
hijos de la tierra, en medio de la ignorancia, madre de las vergüenzas que provocan
saqueo y guerras, para apoderarse de la tierra fraccionándola y creando fronteras
para saquearla.
Termino esta recapitulación, diciendo, que todo lo que hemos hecho, es caminar, como los gitanos, por distintos parajes, pero siempre enraizados a la ley de Origen, a la madre…Y ahora, nuestra carreta se apresta a profundizar en los tiempos vividos por nuestros padres, por nuestros abuelos, y bisabuelos próximos. Por nosotros y por nuestros hijos y nietos. Vamos de la mano de uno de los dramaturgos que se atrevió a dejar los personajes de Shakespeare, a esos que erróneamente hemos llamado “élite” para brindarnos el poder de crear nuestras realidades y volver a ser GENTE.
Fieles al propósito de “escuela”, seguimos en aprendizaje.
El corazón del colectivo Teatro Itinerante del Sol, es una escuela.
Desde el comienzo, la hemos hecho extensiva a residencias con gente que viene tanto de Colombia como del exterior, en un mes de convivencia, donde El corazón del colectivo Teatro Itinerante del Sol, es una escuela.
los maestros fundamentales son la madre tierra, y la convivencia. Estas experiencias, también, las hemos extendido durante 17 años (desde el año 2003) a la zona rural, a través de los colegios, a los jóvenes, niños, y Casa del Abuelo, a adultos mayores. Hemos llevado a cabo proyectos de ir a las veredas de siete municipios aledaños a Iguaque. También hemos impartido escuela de todas las artes a jóvenes y adolescentes. Itineramos, también con la escuela, por territorios lejanos para realizar laboratorios de teatro celebratorio, como lo era en su origen. Danza y canto para agradecer, y vivir.
Beatriz Camargo
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